El biólogo José María Egea alerta de que la actual soberanía
alimentaria está provocando un éxodo de millones de familias campesinas
J.VALLÉS
Muchas gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas
pequeñas pueden cambiar el mundo».
Esta cita del escritor uruguayo
Eduardo Galeano se ha convertido en una arenga en las Jornadas de
Agroecología y Ecodesarrollo de la Región de Murcia, que arrancaron ayer
y se extenderán hasta el 7 de febrero. Y es que este foro pretende ser
una llamada de atención sobre la insostenibilidad del actual sistema
agroalimentario, poniendo sobre la mesa alternativas a las formas de
hacer que impone el mercado globalizado.
En su sexta edición, las
jornadas vuelven a incidir en las consecuencias de la agricultura
industrial sobre la salud humana y el medio ambiente. El catedrático de
Botánica José María Egea, que es el coordinador de la Red de
Agroecología de la Región (RAERM), organizadora de este evento, alerta, a
modo de ejemplo, sobre las múltiples investigaciones que apuntan a los
pesticidas como factores de riesgo para la aparición de determinadas
enfermedades, como el cáncer o el Alzheimer. «Aunque las frutas y
verduras que encontramos en nuestros mercados han sido sometidas a un
estricto control sanitario, siempre queda en ellas algún trazo tóxico.
Puede que estas sustancias nocivas, al presentarse en cantidades mínimas
en un determinado producto, sean aptas para el consumo humano, ya que
por sí solas no suponen un riesgo para la salud del consumidor. Sin
embargo, el problema viene cuando vamos acumulando en nuestro organismo
todas esas pequeñas dosis», indica.
Sobre esta realidad habló
ayer Odile Fernández, una médico de familia a la que hace cuatro años se
le diagnosticó un avanzado cáncer de ovario, enfermedad que ha
conseguido vencer, sin dejar de lado los tratamientos habituales,
mediante una alimentación más saludable, huyendo de productos refinados,
manipulados industrialmente o con gran contenido de tóxicos.
Otro de
los temas principales de estas jornadas es la soberanía alimentaria, un
modelo que, según Egea, ha llevado a la «destrucción de los medios de
vida rurales y al éxodo de millones de familias campesinas en todo el
mundo». En este sentido, el botánico critica el actual monopolio de las
semillas, que ha dejado de ser un bien común para convertirse en
propiedad intelectual, un mercado controlado por apenas cinco
multinacionales de la industria biotecnológica.
«Se calcula que en el
mundo han desaparecido el 90% de las variedades de plantas cultivadas
para la alimentación. Hemos perdido un extraordinario patrimonio
genético», comenta.
Agricultores en desventaja
Asímismo, indica
que por esta situación, la agricultura está dejando de ser rentable
para los pequeños agricultores, quienes tienen que pagar altos royalties
para poder cultivar estas semillas patentadas. «A esto hay que sumar
que los agricultores están recibiendo muy poco dinero por sus productos,
aunque éstos después lleguen al mercado mucho más elevados, lo que
repercute en la pérdida en la calidad de vida de estos profesionales. El
problema es el alto margen que se quedan las grandes cadenas de
distribución».
Todo ello, según el experto, está provocando un
despoblamiento masivo de los territorios rurales. Se calcula que el 60%
de la humanidad vivirá en ciudades en el año 2030, lo que conlleva, como
en el caso de Murcia, que estemos hormigonando nuestra huerta para
construir viviendas. Si dejamos el campo vacío, ¿quién va a producir
los alimentos que necesitamos para sobrevivir?», indica.
Ante esta
situación de insostenibilidad, Egea señala que es «urgente y necesario»
poner en marcha modelos agroecológicos de producción y consumo de
alimentos, que estén en armonía con los recursos naturales y culturales,
que no atenten contra la salud humana y nuestro entorno y que
contribuyan al desarrollo sostenible en el medio rural y que se devuelva
a los ciudadanos el control no solo de la soberanía alimentaria, sino
también de la soberanía tecnológica y energética».
Aunque estas
propuesta, a priori, pueden resultar utópicas, en las jornadas se va a
demostrar que es posible el cambio. En el encuentro participan un
nutrido grupo de expertos procedentes de distintos ámbitos -desde la
sociología hasta la arquitectura, la economía, la educación o la
gastronomía– para compartir sus propuestas para diseñar un nuevo sistema
agroalimentario. Se han organizado un total de diez mesas redondas en
las cuales se defenderá la recuperación de variedades locales, la
creación de bancos de semillas, la venta de productos en canales cortos
de comercialización, la recuperación de áreas agrícolas en entornos
urbanos y la inclusión de temas sobre soberanía alimentaria en los
planes de estudio de la Educación Primaria. (...)
http://www.laopiniondemurcia.es/especiales/educacion/2014/01/campos-han-perdido-90-variedades-cultivos-n304_16_8583.html