viernes, 11 de abril de 2014

Se calcula que nuestros campos han perdido el 90% de las variedades de cultivos para la alimentación


El biólogo José María Egea alerta de que la actual soberanía alimentaria está provocando un éxodo de millones de familias campesinas

 

 

J.VALLÉS ­

Muchas gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo». 

 Esta cita del escritor uruguayo Eduardo Galeano se ha convertido en una arenga en las Jornadas de Agroecología y Ecodesarrollo de la Región de Murcia, que arrancaron ayer y se extenderán hasta el 7 de febrero. Y es que este foro pretende ser una llamada de atención sobre la insostenibilidad del actual sistema agroalimentario, poniendo sobre la mesa alternativas a las formas de hacer que impone el mercado globalizado.

En su sexta edición, las jornadas vuelven a incidir en las consecuencias de la agricultura industrial sobre la salud humana y el medio ambiente. El catedrático de Botánica José María Egea, que es el coordinador de la Red de Agroecología de la Región (RAERM), organizadora de este evento, alerta, a modo de ejemplo, sobre las múltiples investigaciones que apuntan a los pesticidas como factores de riesgo para la aparición de determinadas enfermedades, como el cáncer o el Alzheimer. «Aunque las frutas y verduras que encontramos en nuestros mercados han sido sometidas a un estricto control sanitario, siempre queda en ellas algún trazo tóxico. Puede que estas sustancias nocivas, al presentarse en cantidades mínimas en un determinado producto, sean aptas para el consumo humano, ya que por sí solas no suponen un riesgo para la salud del consumidor. Sin embargo, el problema viene cuando vamos acumulando en nuestro organismo todas esas pequeñas dosis», indica.
Sobre esta realidad habló ayer Odile Fernández, una médico de familia a la que hace cuatro años se le diagnosticó un avanzado cáncer de ovario, enfermedad que ha conseguido vencer, sin dejar de lado los tratamientos habituales, mediante una alimentación más saludable, huyendo de productos refinados, manipulados industrialmente o con gran contenido de tóxicos.

Otro de los temas principales de estas jornadas es la soberanía alimentaria, un modelo que, según Egea, ha llevado a la «destrucción de los medios de vida rurales y al éxodo de millones de familias campesinas en todo el mundo». En este sentido, el botánico critica el actual monopolio de las semillas, que ha dejado de ser un bien común para convertirse en propiedad intelectual, un mercado controlado por apenas cinco multinacionales de la industria biotecnológica.

«Se calcula que en el mundo han desaparecido el 90% de las variedades de plantas cultivadas para la alimentación. Hemos perdido un extraordinario patrimonio genético», comenta.

Agricultores en desventaja
Asímismo, indica que por esta situación, la agricultura está dejando de ser rentable para los pequeños agricultores, quienes tienen que pagar altos royalties para poder cultivar estas semillas patentadas. «A esto hay que sumar que los agricultores están recibiendo muy poco dinero por sus productos, aunque éstos después lleguen al mercado mucho más elevados, lo que repercute en la pérdida en la calidad de vida de estos profesionales. El problema es el alto margen que se quedan las grandes cadenas de distribución».

Todo ello, según el experto, está provocando un despoblamiento masivo de los territorios rurales. Se calcula que el 60% de la humanidad vivirá en ciudades en el año 2030, lo que conlleva, como en el caso de Murcia, que estemos hormigonando nuestra huerta para construir viviendas. Si dejamos el campo vacío, ¿quién va a producir los alimentos que necesitamos para sobrevivir?», indica.
Ante esta situación de insostenibilidad, Egea señala que es «urgente y necesario» poner en marcha modelos agroecológicos de producción y consumo de alimentos, que estén en armonía con los recursos naturales y culturales, que no atenten contra la salud humana y nuestro entorno y que contribuyan al desarrollo sostenible en el medio rural y que se devuelva a los ciudadanos el control no solo de la soberanía alimentaria, sino también de la soberanía tecnológica y energética».
Aunque estas propuesta, a priori, pueden resultar utópicas, en las jornadas se va a demostrar que es posible el cambio. En el encuentro participan un nutrido grupo de expertos procedentes de distintos ámbitos -desde la sociología hasta la arquitectura, la economía, la educación o la gastronomía– para compartir sus propuestas para diseñar un nuevo sistema agroalimentario. Se han organizado un total de diez mesas redondas en las cuales se defenderá la recuperación de variedades locales, la creación de bancos de semillas, la venta de productos en canales cortos de comercialización, la recuperación de áreas agrícolas en entornos urbanos y la inclusión de temas sobre soberanía alimentaria en los planes de estudio de la Educación Primaria. (...)

http://www.laopiniondemurcia.es/especiales/educacion/2014/01/campos-han-perdido-90-variedades-cultivos-n304_16_8583.html


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